En los negocios hay que tomar continuamente decisiones importantes, y en un entorno complicado como el actual es necesario hacerlo con rapidez, y con la mejor información disponible.
Muchas decisiones involucran grandes riesgos porque hay variables imposibles de controlar; sin embargo el miedo no debe paralizarnos, ya que junto con los riesgos hay oportunidades, y cuando no decidimos alguien más lo hará por nosotros.
Hace unos meses creí poder salvar de la quiebra a Circuit City (CC), la segunda compañía distribuidora de electrónicos y electrodomésticos en los EE.UU. Consideré que había una gran oportunidad de darle la vuelta a la empresa, una firma que tiene un gran nombre y que lleva en el mercado más de 60 años, con más de 30,000 empleados.
Empecé a comprar acciones de CC durante la primavera del 2008, con el fin de tomar el control, y eventualmente hacerla una compañía financieramente viable y en expansión, bajo la filosofía de negocios de Grupo Salinas. Sin embargo, muchas variables, sobre las que no tuve control, fueron adversas y no logré mi objetivo.
Mi plan fue renegociar la deuda con proveedores y bancos, deslistar la compañía de la bolsa de Nueva York y retomar la rentabilidad. Deslistar la compañía era una parte importante del plan, porque no creo que las compañías listadas en las bolsas de EE.UU. tengan la libertad de tomar decisiones de manera rápida y eficaz, como lo requiere toda empresa en momentos de crisis global. En lugar de asumir su liderazgo, los gerentes de las compañías listadas en las bolsas norteamericanas pasan gran parte de su tiempo protegiéndose de sus mismas decisiones, con toda la burocracia, los gastos y las oportunidades perdidas que esto implica. El resultado es una empresa esclerótica, incapaz de crear valor económico (ver Gobierno Corporativo).
Circuit City, que tiene alrededor de US$2 mil millones en deuda, entró a la corte de quiebras. Los acreedores tuvieron la opción de renegociar la deuda o exigir el pago inmediato con una liquidación de los activos. La compañía ya está en liquidación.
Los proveedores, que nos conocen bien por nuestras actividades en ocho países latinoamericanos, fueron receptivos a nuestro plan, ya que también consideraron la oportunidad de incrementar la competencia en el mercado. Finalmente, los banqueros optaron por la liquidación de la empresa, tomando el camino fácil, bajo una visión de corto plazo. Los bancos, recibirán (parte de) su dinero más rápido, sacrificando sus perspectivas de rendimiento, y creando un costo mucho más alto para la sociedad que si hubieran confiado en el futuro de Circuit City.
Da lastima ver el cierre de una compañía con 60 años de historia, y que se pierda un empleador importante y un competidor serio en el sector comercial de EE.UU.
La pérdida de valor de las acciones que compré fue un aprendizaje caro. Perdí y punto. Sin embargo, como dijo Warren Bufett: “No tienes que recuperar tu dinero de la misma manera en que lo perdiste.” Esto quiere decir que hay muchas oportunidades prometedoras por delante, y hay que tomar las decisiones que nos permitan materializarlas. Lo importante es no tener miedo, aprovechar la experiencia y ver hacia adelante para seguir creciendo.
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